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Monday, September 26, 2011

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Critica LE GAMIN AU VÉLO

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Titulo: Le gamin au vélo / The kid with a bike / El niño de la bicicleta
Director: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
País: Bélgica
Género: Drama
Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Fotografía: Alain Marcoen
Música:
Reparto: Cécile De France, Thomas Doret, Jérémie Renier
Sinopsis: Cyrus, de once años, se escapa del hogar de acogida donde su padre le dejó después de haber prometido volver a buscarlo. Ahora Cyrus solo tiene un plan: encontrar a su padre. Llamando en vano a la puerta del apartamento donde vivían, el niño, perseguido por el personal del hogar, se refugia en un gabinete médico y se lanza a los brazos de una joven que está sentada en la sala de espera. Así por casualidad conoce a Samantha, que tiene una peluquería y que le permite quedarse con ella los fines de semana.

Después de casi dos décadas de dirigir películas, los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne gozan de una triunfante reputación en el medio cinematográfico de la actualidad. No precisamente por su firma o estilo distintivo en la industria, sino por el estatus social en que se conciben y se ubican sus películas, que le otorgan sentido intempestivo y necesario a su visionado ya que esta clase de cine que se cree “el futuro del medio” viene a suponer la fuerza del poder del séptimo arte —véase como ejemplo la ley laboral instituida en Bélgica el 12 de noviembre del 2000 llamada “Plan-Rosetta”—. Esta clase de cine que nace de personajes marginados por una sociedad que pretende dominarlo todo —en este caso la sociedad europea— y que muestra de manera radiográfica y sin tapujos la latente realidad tras este supuesto orden, viene entonces a suponer todo el leitmotiv de las ideas que determinan el cine de los Dardenne. Es por esto que su nueva incursión cinematográfica que lleva por nombre Le gamin au vélo, se mueve exactamente sobre ésta misma vertiente.

EL SOL NO SE HA PUESTO AÚN POR ÚLTIMA VEZ.

Lo dijo claramente el historiador romano Tito Livio cuando pretendía asumir que la esperanza era un plato de abundancia y vitalidad. En Le gamin au vélo precisamente es la esperanza lo que motiva a sus personajes, y debido a su inclemente realismo, podríamos decir que es precisamente la esperanza lo que mantiene hoy en día vivos a los desesperados (partiendo de la afirmación de Walter Benjamín).  En esta fabula redentora, perpetuamos la pequeña historia de Cyrus, un niño de 11 años cuyo único plan es ir en búsqueda de su padre, ya que éste le abandono en una institución de acogida con la promesa de buscarlo tan pronto su estatus económico mejorara. Cyrus descubre que su padre abandono el apartamento, vendió su bicicleta y ya no quiere verle. Sin eclipsarse por esta revelación, Cyrus intenta ferozmente recuperar a su padre, pese a las limitaciones económicas y sociales en las que vive. En una de sus tantas anécdotas de escape del personal del hogar de acogida, se refugia por casualidad en los brazos de Samantha, una joven peluquera que pronto entablara una relación muy profunda con el chico.

Si bien Rosetta en su exhaustiva búsqueda laboral y de supervivencia, encontraba una oportunidad de salir del anonimato, de tener una vida y de ubicarse como un ser que reconsidera su identidad; en Le gamin au vélo, Cyrus en su constante y forzosa búsqueda por reencontrarse con su padre y por poseer un lazo amoroso, encierra simbólicamente sus ansias por pertenecer a un grupo afectivo que lo determine, por conquistar una base amorosa y eidética que lo guie y lo acompañe, para ya no ser un fantasma ante la intemperie. Es por esto que Cyrus guerrea entre puñetazos y mordeduras contra todo aquel que se atraviese en su camino. Tal sentido de urgencia se materializa en toda su energía, su rabia y su desconcierto; incluso llegara a cometer actos delictivos —pese a su implícita inocencia— con tal de lograr su cometido. El único lazo y recuerdo que Cyrus tiene con sus orígenes, es la bicicleta que le regalo su padre —realmente la recupera luego de que su padre la vendiera cuando abandono su hogar— es por esto que el chico la lleva todo el día junto a él y no dejara que nadie se la arrebate. Este es realmente un simbolismo, el viaje en bicicleta en una de sus lecturas puede representar la transición hacia el porvenir, la redención ante la nueva vida, libre de injusticias y dotada de las cualidades justas —la principal de ellas es pertenecer a una familia o poseer el amor y el cariño de un mentor— que debe tener una vida digna. Samantha surge entre la muchedumbre y se encariña con el chico, la bondad de la mujer viene a justificar precisamente esa parte esperanzadora —y que se cree escasa— de la vida, que apela por la bondad y la justicia. Mientras Cyrus se aferra en  solucionar los problemas con su padre, esta mujer parece querer salvar al chico. Finalmente Cyrus y Samantha entablan ambos un paseo en bicicleta que representa la redención de Cyrus, que ha conseguido en esta mujer, todo lo que demandaba de su padre.  

Todo esto evidentemente despierta en mí, admiración. Ésta clase de cine social resulta hoy en día ineludible y necesario. Pero el punto más alto de Le gamin au vélo, la cima total de toda su narrativa, en donde alcanza el auge más elevado, sorprendente y desgarrador, es  precisamente en los últimos minutos de su metraje, donde un giro argumental impredecible, denota brillantemente toda la maestría de los hermanos belgas. La moraleja de esta fabula social, que data sobre el efecto acción-reacción en todos los hechos vitales que ejecuta el ser, se ve resplandecientemente representada en esta película. Cyrus entre su inocencia e inmadurez comete severos errores, y justo cuando parece hallar la solución a toda su problemática, aparece la reacción a estas faltas —representada vigorosamente por una sociedad opresiva y vengativa en resistencia— para saldar las viejas deudas.

Esto es lo que denota la envidiable hiperrealidad de estas películas, la ausencia de respiro de artificio o de felicidad conseguida, no debe estar representada en esta clase de cine que personifica crudamente la realidad, las historias que suceden ahora mismo, allá afuera, que no tienen un inicio y un final, que son meramente transición y aumento.

 Le gamin au vélo es una película sencilla, porque así resulta creíble, y lo es. Su metraje certifica su propósito, mostrar con exactitud lo que se debe ver y analizar, sin largas artimañas o engaños representativos, incluso la única pieza musical que se escucha en todo el metraje, solo dura unos pocos segundos ya que solo señala los momentos precisos en que la narrativa demanda de notas musicales. La genial actuación de Cécile De France y el maravilloso Thomas Doret —este niño se come la pantalla a bocados— deslumbran con su radiante naturalidad y conforman un dúo actoral impecable rebosante de talento y perspicacia. Indudablemente los Dardenne han entregado otra maravilla a su brillante filmografía.

Finalmente se puede mencionar que Le gamin au vélo puede ser vista como una película pequeña pese a la complejidad de su narrativa y la enorme noción de su propósito. Pero realmente es un cuento vitalista sobre el renacimiento, la redención y el anhelo. Una película que esconde una dura carga de problemáticas sociales, que tras su visionado resulta conmovedora, desgarradora y muy entrañable. Una película excepcional que nos dice que el “sistema” Dardenne sigue y seguirá vivo por mucho tiempo.

Nota: 8.0/10

3 comentarios:

Rodrigo Moral said...

Más allá de que la película me gustó mucho, me hubiera gustado ver el estilo clásico de los Dardenne. Ésta, es mucho más vertiginosa y dialogada, aunque deja lugar al simbolismo (caso de la bicicleta, como bien analizás) y a la reflexión de la condición social en que viven los personajes. Ojo, podría haber sido más arriesgada. Es mucho más parecida a "L'enfant" que a cualquier otra, por el modo de encarar la historia (son las dos películas que mejor muestran el efecto de acción-reacción).
Y coincido en que el niño se devora la pantalla. Hay un par de escenas que son desgarradoras.

Me enoja saber que la gente no la recordará. Está bien: se acordarán de "La vida es bella", sobre un padre que finge que todo está bien y un joven que a través de éso justifica lo que ve. Dirán que es tierna, que es clásica, que es excelente. Pero no recordarán ésta: mucho más tierna, más clásica y mucho mejor. Si no te roba el corazón ver cómo un niño no quiere reconocer la palabra "abandono" y trata de sustituirla por cualquier otra palabra, frase o acontecimiento, ¿Qué otra cosa puede robártelo?

Gran regreso de los Dardenne. Pero insisto, me parece demasiado dialogada para lo que nos tienen acostumbrados.

Saludos.

Giancarlo Verástegui said...

Excelente reseña, los Dardenne nunca decepcionan, aunque sí este tal vez no sea su mejor trabajo, resulta inegable el alto nivel que poseen los hermanos belgas en el realizar una película. Inolvidable la interpretación del pequeño y (como bien dices tu) maravilloso Thomas Doret.

Tanti Saluti José!!!

tua said...

Hermoso ejemplo de amor entre impactantes muestras de abandono.
Aunque me parece un poco forzada la introducción de la "tutora peluquera"
Todo lo demás se desarrolla de lo más natural, con esas sencación de realidad que particularmente me encanta.