Titulo: Attenberg
Director: Athina Rachel Tsangari
País: Grecia
Genero: Drama.
Guión: Athina Rachel Tsangari
Fotografía: Thimios Bakatatakis
Música:
Reparto: Ariane
Labed, Giorgos
Lanthimos, Vangelis
Mourikis, Evangelia
Randou
Sinopsis: Marina (Ariane Labed), una
chica de 23 años, vive con su padre, un arquitecto, en una pequeña ciudad
industrial experimental en la costa. Marina se siente extraña y repele todo
contacto con la especie humana, con la que no se identifica. Se entretiene
escuchando canciones, viendo los documentales de David Attenborough, y
asistiendo a las clases de educación sexual de su única amiga, Bella (Evangelia
Randou). Un día, un desconocido llega a la ciudad, justo cuando el padre de
Marina se prepara para despedirse de un siglo XX que considera
"sobrevalorado".
Trailer: Attenberg
Athina Rachel Tsangari,
conforma el grupo del nuevo ciclo de realizadores griegos posmodernos. Este
grupo de directores que con sus películas, plantean seberas preguntas sobre el
comportamiento humano irracional, la imposición del poder, la manipulación, la individualidad
y el medio absorto que los rodea. Athina Rachel Tsangari es una de las
productoras de “Kinodontas (Canino)”
y curiosamente su director Giorgos Lanthimos, es uno de los protagonistas de “Attenberg”. Así que podría compararse y
establecer similitudes entre ambas obras, pero tanto “Attenberg” como “Kynodontas”
poseen personalidades diferenciables y deben ser evaluadas por sus propios
meritos y no en base a comparaciones. «El hombre es un
lobo para el hombre» según el comediógrafo latino Tito Macio Plauto, quien
pone de relieve con su metáfora las asperezas vitalistas que se esconden tras
la figura del hombre —ser individual— eyectado hacia la vida. Efectivamente se percibe en “Attenberg” cierta correlación con lo
antes mencionado, en la manera inverosímil pero certera en que la película hace
una aproximación hacia el ser humano, preguntándose constantemente por la
humanidad ensimismada desde la óptica de la exploración antropológica.
HOMO
HOMINI LUPUS
Si bien “Attenberg”
no sorprende pese a su mordaz originalidad ejecutora, es porque ya se ha visto
en “She Monkeys” de Lisa Aschan, como
ambiguamente se corretea entre lo biológico
y lo cultural, entre estos humanos devoradores, animalescos y carnales y el
ambiente burgués manufacturero que los define. Pero aun así, “Attenberg” tiene grandes meritos que han
de ser recalcados. Principalmente porque logra captar la poesía corporal que
compone al ser humano, contando sutilmente la historia de un una chica con problemas
de identidad y el insano estado de su padre entregado a la desdicha y el vacio del
posmodernismo griego; cuando paulatinamente ofrece ciertos videoclips de forma
transgresora en donde la protagonista interactúa con su mejor amiga —fuente de adoctrinamiento
del poder— allí se besan, pelean, bailan, exponen inquietudes sobre el
sexo, se odian y se aman. Según la perspectiva de cualquier espectador, estas interacciones
pueden bordar lo abstruso y ridículo, pero ciertamente “Attenberg” intenta
describir a sus personajes como lo que son, animales que exploran auténticamente
su medio físico, el ambiente y las circunstancias que los rodean; de esta
manera se plantean —y resurgen— las interrogantes sobre lo acertado, lo
funcional y lo disfuncional del sistema operativo que la cultura ha construido
para la vida moderna y ha obligado cumplir a los hombres.
El padre de Marina viene a representar
precisamente esa parte devastada, neurótica, nihilista, y en última instancia,
enferma del hombre; que ha confirmado sus sospechas, y ha descubierto que tras
una vida sin faltas y de entrega constante a las dogmas culturales, nada ha
valido la pena; pues la desdicha es inminente y el pronto reconocimiento de su
finitud reduce a cenizas la supuesta evolución del sistema social que lo
determina. Este hombre es la reflexión sobre la industrialización y el declive
de la sociedad griega contemporánea, es decir, la parte «melancolía» de esta historia. Marina por el contrario,
representa la contrapartida de la balanza, se dedica constantemente a observar,
diseccionar los comportamientos humanos similares a los documentales de David
Attenborough (de donde resulta el titulo de la película), y se entrega de lleno
a explorar su carnalidad, su pulsión sexual; superando la imposición de su
amiga, logra tomar las riendas de su destino y consigue culminar la etapa
especulativa y ubicarse en la práctica gracias a la llegada de un extraño — Giorgos
Lanthimos— a la ciudad. Finalmente, Marina viene a representar la
deslumbrante y monstruosa belleza del ser humano. El ente biológico de una
descomunal complejidad, que posee todos los atributos para experimentar frenéticamente
los excesos y estasis que la vida le puede propiciar. Marina es el ente viviente
que quizás deba liberar un poco sus ataduras e inhibiciones —liberarse del «yo»
racional, volverse más animal— para poder disfrutar de ese gran esplendor.
Hay una razón por la que los mamíferos tienen tabúes. Para asegurar la propagación de nuestra especie sin defectos.
Athina Rachel Tsangari, consigue de esta manera
un conjunto excepcional, tanto en su argumento como en su ornamenta. Con
actuaciones brutalmente reales y escenas que no dan cabida a la ficción —especialmente
las sexuales—. Una brillante banda sonora acompaña la minuciosa edición, el
tema de Francoise Harde “Suicide” define originalmente este raro pero bello espécimen
cinematográfico. “Attenberg” no es una película sobre
un inicio, la llegada al climax y un desenlace. Es una película para visionar,
discutir, analizar y profundizar. Una cinta que atiende más a factores filosóficos,
vitalistas y antropológicos, que ha factores meramente cinematográficos o de
entretenimiento. Una rara especie que a ratos resulta deslumbrante, provocadora y hasta conmovedora. Una película
ingeniosa y de gran alcance analítico.
Nota: 8.0/10
1 comentarios:
Una "pequeña" película experimental, que habla de tabúes como el sexo y la muerte con una ironía dulce y delicada.
Entre los momentos más bellos que recuerde, seguramente la danza de desahogo de Marina en el hospital, frente a la cama de su padre moribundo. Imposible olvidar también la primera escena de la película: plano fijo sobre Bella y Marina, inmóviles y distantes, inclinadas hacia adelante con el rostro para introducir cada una la lengua en la boca de la otra.
Y entre sus puntos fuertes, sin lugar a dudas el guión, frío, riguroso y necesario, y el trabajo de los actores, limpios en los movimientos y realistas en la interpretación. Aunque si la "Coppa Volpi" entrgada a Ariane Labed en Venecia 2010, llevaba el nombre en mayúsculas de una extraordinaria Natalie Portman.
Como tú bien dices, en tu excelente reseña, "Attenberg" es una película para analizar y sobre todo profundizar, una obra que indudablemente se dinstingue del resto.
Tanti Saluti Jose!!!
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