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Thursday, September 15, 2011

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Critica de ATTENBERG

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Titulo: Attenberg

Director: Athina Rachel Tsangari

País: Grecia

Genero: Drama.

Guión: Athina Rachel Tsangari
Fotografía: Thimios Bakatatakis
Música:
Reparto: Ariane Labed, Giorgos Lanthimos, Vangelis Mourikis, Evangelia Randou
Sinopsis: Marina (Ariane Labed), una chica de 23 años, vive con su padre, un arquitecto, en una pequeña ciudad industrial experimental en la costa. Marina se siente extraña y repele todo contacto con la especie humana, con la que no se identifica. Se entretiene escuchando canciones, viendo los documentales de David Attenborough, y asistiendo a las clases de educación sexual de su única amiga, Bella (Evangelia Randou). Un día, un desconocido llega a la ciudad, justo cuando el padre de Marina se prepara para despedirse de un siglo XX que considera "sobrevalorado". 
Trailer: Attenberg

Athina Rachel Tsangari, conforma el grupo del nuevo ciclo de realizadores griegos posmodernos. Este grupo de directores que con sus películas, plantean seberas preguntas sobre el comportamiento humano irracional, la imposición del poder, la manipulación, la individualidad y el medio absorto que los rodea. Athina Rachel Tsangari es una de las productoras de “Kinodontas (Canino)” y curiosamente su director Giorgos Lanthimos, es uno de los protagonistas de “Attenberg”. Así que podría compararse y establecer similitudes entre ambas obras, pero tanto “Attenberg” como “Kynodontas” poseen personalidades diferenciables y deben ser evaluadas por sus propios meritos y no en base a comparaciones. «El hombre es un lobo para el hombre» según el comediógrafo latino Tito Macio Plauto, quien pone de relieve con su metáfora las asperezas vitalistas que se esconden tras la figura del hombre —ser individual— eyectado hacia la vida.  Efectivamente se percibe en “Attenberg” cierta correlación con lo antes mencionado, en la manera inverosímil pero certera en que la película hace una aproximación hacia el ser humano, preguntándose constantemente por la humanidad ensimismada desde la óptica de la exploración antropológica.

HOMO HOMINI LUPUS

Si bien “Attenberg” no sorprende pese a su mordaz originalidad ejecutora, es porque ya se ha visto en “She Monkeys” de Lisa Aschan, como  ambiguamente se corretea entre lo biológico y lo cultural, entre estos humanos devoradores, animalescos y carnales y el ambiente burgués manufacturero que los define. Pero aun así, “Attenberg” tiene grandes meritos que han de ser recalcados. Principalmente porque logra captar la poesía corporal que compone al ser humano, contando sutilmente la historia de un una chica con problemas de identidad y el insano estado de su padre entregado a la desdicha y el vacio del posmodernismo griego; cuando paulatinamente ofrece ciertos videoclips de forma transgresora en donde la protagonista interactúa con su mejor amiga —fuente de adoctrinamiento del poder— allí se besan, pelean, bailan, exponen inquietudes sobre el sexo, se odian y se aman. Según la perspectiva de cualquier espectador, estas interacciones pueden bordar lo abstruso y ridículo, pero ciertamente “Attenberg” intenta describir a sus personajes como lo que son, animales que exploran auténticamente su medio físico, el ambiente y las circunstancias que los rodean; de esta manera se plantean —y resurgen— las interrogantes sobre lo acertado, lo funcional y lo disfuncional del sistema operativo que la cultura ha construido para la vida moderna y ha obligado cumplir a los hombres.

El padre de Marina viene a representar precisamente esa parte devastada, neurótica, nihilista, y en última instancia, enferma del hombre; que ha confirmado sus sospechas, y ha descubierto que tras una vida sin faltas y de entrega constante a las dogmas culturales, nada ha valido la pena; pues la desdicha es inminente y el pronto reconocimiento de su finitud reduce a cenizas la supuesta evolución del sistema social que lo determina. Este hombre es la reflexión sobre la industrialización y el declive de la sociedad griega contemporánea, es decir, la parte «melancolía» de esta historia.  Marina por el contrario, representa la contrapartida de la balanza, se dedica constantemente a observar, diseccionar los comportamientos humanos similares a los documentales de David Attenborough (de donde resulta el titulo de la película), y se entrega de lleno a explorar su carnalidad, su pulsión sexual; superando la imposición de su amiga, logra tomar las riendas de su destino y consigue culminar la etapa especulativa y ubicarse en la práctica gracias a la llegada de un extraño — Giorgos Lanthimos— a la ciudad. Finalmente, Marina viene a representar la deslumbrante y monstruosa belleza del ser humano. El ente biológico de una descomunal complejidad, que posee todos los atributos para experimentar frenéticamente los excesos y estasis que la vida le puede propiciar. Marina es el ente viviente que quizás deba liberar un poco sus ataduras e inhibiciones —liberarse del «yo» racional, volverse más animal— para poder disfrutar de ese gran esplendor.

Hay una razón por la que los mamíferos tienen tabúes. Para asegurar la propagación de nuestra especie sin defectos.

Athina Rachel Tsangari, consigue de esta manera un conjunto excepcional, tanto en su argumento como en su ornamenta. Con actuaciones brutalmente reales y escenas que no dan cabida a la ficción —especialmente las sexuales—. Una brillante banda sonora acompaña la minuciosa edición, el tema de Francoise Harde “Suicide” define originalmente este raro pero bello espécimen cinematográfico. “Attenberg” no es una película sobre un inicio, la llegada al climax y un desenlace. Es una película para visionar, discutir, analizar y profundizar. Una cinta que atiende más a factores filosóficos, vitalistas y antropológicos, que ha factores meramente cinematográficos o de entretenimiento. Una rara especie que a ratos resulta deslumbrante, provocadora y hasta conmovedora.  Una película ingeniosa y de gran alcance analítico.

Nota: 8.0/10

1 comentarios:

Giancarlo Verástegui said...

Una "pequeña" película experimental, que habla de tabúes como el sexo y la muerte con una ironía dulce y delicada.

Entre los momentos más bellos que recuerde, seguramente la danza de desahogo de Marina en el hospital, frente a la cama de su padre moribundo. Imposible olvidar también la primera escena de la película: plano fijo sobre Bella y Marina, inmóviles y distantes, inclinadas hacia adelante con el rostro para introducir cada una la lengua en la boca de la otra.

Y entre sus puntos fuertes, sin lugar a dudas el guión, frío, riguroso y necesario, y el trabajo de los actores, limpios en los movimientos y realistas en la interpretación. Aunque si la "Coppa Volpi" entrgada a Ariane Labed en Venecia 2010, llevaba el nombre en mayúsculas de una extraordinaria Natalie Portman.

Como tú bien dices, en tu excelente reseña, "Attenberg" es una película para analizar y sobre todo profundizar, una obra que indudablemente se dinstingue del resto.

Tanti Saluti Jose!!!