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Monday, May 02, 2011

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CANNES 2011 SECCIÓN OFICIAL: “La source des femmes” de Radu Mihaileanu (Belgica)

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Tras el éxito internacional de "El concierto" (incluyendo una nominación para los Globos de Oro), el rumano Radu Mihaileanu ultima la post-producción de "La source des femmes" ("The source" para el mercado extranjero), una comedia dramática que competirá en la sección oficial del Festival de Cannes.


LA SOURCE DES FEMMES
En tareas de guión, Mihaileanu retoma colaboración con el realizador de televisión Alain-Michel Blanc, co-autor del libreto de "El concierto".Hafsia Herzi (a la que pronto veremos en "L'apollonide" de Bretrand Bonello), Leïla Bekhti ("Un profeta") y Sabrina Ouazani ("De dioses y hombres") encabezan su reparto. Se estrena en salas francesas el próximo 2 de Noviembre.

¿Quién  dirige?
Radu Mihaileanu nació en Bucarest en 1958 en el seno de una familia judía en la que se habla yiddish. Empieza una carrera de asistente del director con Marco Ferreri (I love you ,1986 y Como sono buoni i bianchi, 1988), con el que co-firma el guión de una película producida para la televisión(Le BanquetLes saisons du plaisir, 1988), Fernando Trueba (El Sueño del mono loco, 1990), Nicole Garcia (Un week-end sur deux, 1990) y Edouard Niermans (Le retour de Casanova, 1992). Hasta la escritura y la dirección de Trahir en 1993. En 1998, El tren de la vida, su segundo largometraje le asegura un reconocimiento internacional (nominación en los Oscars en las categorías de mejor guión y mejor actor, premio Fipresci en Venecia, premio del público en Sundance, David di Donatello de la mejor película extranjera). Cuando recibe en Montreal el prestigioso Gran Premio de las Américas para su primera película, Mihaileanu lo dedica a sus padres "cuya historia se acerca mucho a esta", la de un escritor disidente, que, para salir de cárcel, hace un pacto con el demonio y debe a sus colaboraciones con el régimen dictatorial en el poder de poder continuar su vida y su arte. Construido acerca de los temas del secreto y de la impostura, Trahir ausculta los desgarros de un individuo atrapado en el torbellino de una historia colectiva. Con El tren de la vida, la voluntad de documentar la historia se apoya otra vez en Ion Mihaileanu y sus descripciones de pueblos judíos de Europa Central. El tren de la vida cuenta la epopeya de una colectividad que, para escapar a la deportación, se deporta a ella misma. Ese plan extraordinario organizado por Schlomo, el loco del pueblo, lleva a toda la comunidad al secreto y a la disimulación, en un juego de rol en él que las víctimas parodian a sus verdugos. En el último plan de la película, la farsa resulta ser una invención de Schlomo que, frente a la cámara, en un campo de concentracion, se pone a soñar con otra Historia. Radu Mihaileanu lo ha repetido en varias ocasiones: su película es un homenaje a los muertos y a los supervivientes, un acto de resistencia a la cara de los últimos nazis que siguen respirando bajo algún cielo de América del Sur. Trabajo de reparación de una consciencia colectiva, la película, al resucitar la vida de una comunidad, con su cultura y su humor, se hace también trabajo de memoria. Por su mera existencia, el director disfraza de loca ensoñación un mensaje que afirma que el humor, la exuberancia y la cultura judía han sobrevivido, que la exterminación sistemática falló y que la muerte física y psícica no tuvo lugar.  A la manera de Trahir, el tercer largometraje de Radu Mihaileanu extrae de un destino colectivo una trayectoria individual. En exilio de él mismo y de su país, un niño etíope crece con un malentendido que le salva la vida : se le cree judío. Entre desarraigo y traición, secreto e impostura, la búsqueda identitaria de Schlomo es una epopeya de los origines que presenta paralelismos con la historia colectiva en la que se debe de integrar, la del Estado de Israel. A través de la mirada del niño y su recorrido hacia la edad adulta, Radu Mihaileanu describe a lo largo de la película la multiplicidad cultural, la incertidumbre identitaria y las convulsiones políticas de Israel. Inspirado por un encuentro con un etíope, Va, vis et deviens saca un vez más de las fuentes de la Historia su voluntad de dar testimonio de forma casi documental de una realidad que aplasta al individuo. Por su exilio geográfico, cultural o íntimo, empujados al secreto, a la mentira o a la impostura, desposeídos de su memoria o de su historia, los personajes de Radu Mihaileanu se enfrentan a los sobresaltos de una historia que se les escapa y en la que sólo pueden restaurarse por una lucha épica que les lleva a afirmar en un destino colectivo su lugar, su destino y su identidad. A elegirse a ellos mismos, en pocas palabras.

¿De qué va?
En un pequeño pueblo, en algún lugar entre el norte de África y Oriente Medio, la tradición exige que las mujeres busquen agua en la fuente que nace en lo alto de una montaña, bajo un sol ardiente. Leila, una joven casada, propone al resto de mujeres una huelga de sexo: no mantendrán relaciones sexuales hasta que los hombres colaboren en el traslado del agua hasta la aldea

¿Qué puede conseguir?
Sí Mihaileanu vuelve a emocionarnos nuevamente como sucedió con “Vete y vive” y “El tren de la vida”; es muy posible que su película sea laureada en Cannes. 

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