País: Estados Unidos
Genero: Drama
Director: Antonio Campos
Guión: Antonio Campos
Reparto: Danielle Baum, Emory Cohen, Rosemarie DeWitt
Critica
Nota: 8/10
El qué haya visto está película, o el qué la vea en un futuro, llegará a la conclusión de qué es una película menor qué intenta suplantar la técnica visionaria de Michael Haneke. Y en ello no hay discusión, indudablemente la película sé mueve desaforadamente bajo una extrema inspiración en el cine del director austriaco, también es factible reconocer qué se trata de una película pequeña o menor, si se le compara con cualquiera de la filmografía de Haneke. Pero estas comparaciones que ponen en tela de juicio la originalidad del filme, no pueden impedir qué deje en relieve, qué en esté particular caso, se trata de una película realmente inquietante e introspectiva.
Robert estudia en una elitista escuela de Nueva Inglaterra y cataliza su fascinación por la imagen en la asignatura de vídeo. Durante la realización de uno de sus trabajos, captura, en los pasillos del colegio, la muerte de dos hermanas gemelas por una sobredosis de drogas. Ese trágico suceso sacudirá emocionalmente la escuela. A Robert se le encomienda la tarea de realizar un vídeo como homenaje a las chicas que funcione, también, como terapia colectiva y ayude a toda la comunidad a comprender qué es lo que ha ocurrido
Afterschool es una película austera tanto en su forma como en su fondo o contenido. El filme pretende realizar un estudio demostrativo, de temas que dominan la corriente posmoderna en la actualidad, cómo lo son: la consumación de la intimidad por la conquista de la tecnología, principalmente atendiendo a un estudio teleológico sobre la privacidad por causa de los medios audiovisuales y la Internet ; el falso adoctrinamiento religioso y la falsa egolatría impositiva qué poseen sus verdugos o lideres; la oscura plebeyez amarillista en la perdida y cómo una comunidad se aprovecha de la muerte de uno de sus integrantes para consumirse en la ola de la propaganda y la indignación; la corrupción de la privacidad –medios tecnológicos- como principal detonante de la violencia incluso en la pornografía; el descaro en el adoctrinamiento educativo y su mala ejecución, al tratar de proteger la solides de la institución antes de proteger a sus estudiantes; el vacío inminente que produce una vida entregada a los medios tecnológicos; el devenir de la depravación y las causas que no son justificables dentro de lo bueno y lo malo que ha sido infundado y aceptado socialmente; la terrible y corruptiva mediatización de los medios audiovisuales y su fuerte violación de la realidad, en donde incluso un simple documental o video amateur –arte, cine- de varios minutos que pretende realizar un homenaje a las gemelas fallecidas, debe llevar ciertos ingredientes y cierta forma de edición, para qué al ser visionado produzca la lastima o la nostalgia…
Una simple videocámara enfocando un motivo, graba u obtiene la realidad. Pero si se le suma una edición forzosa (música, artificios, lírica argumental) que pretende desfigurar el motivo, producirá o expondrá una interpretación. Y cómo dice la filosofía, en los medios audiovisuales (sobretodo en el cine y la TV ) “No existen hechos, sólo interpretaciones”, frase que me parece descomunal y extraordinaria, y qué muy bien viene a definir lo qué está sucediendo con el cine hoy en día. En Afterchool, el director como buen pupilo de Haneke, juega con la mente del espectador y lo sitúa de manera un tanto frívola en los dos pesos de la balanza, el de la interpretación y en el de la posible realidad. El espectador debe decidir a qué polo o extremo atender. Es por ello qué el filme se concibe y se aprecia cómo un experimento y resulta un poco difícil de entender; ya qué el filme no llega finalmente al terreno escabroso de dilucidar las causas concretas de estos fenómenos que pecan de normales en la actualidad, solo expone de manera sombría la descripción de esta anomalía. Aun así Afterschool es un ejercicio notable, que manipula al espectador cómo lo hacen los medios en general, pero manipula con un fin positivo, el de crear preguntas y culparnos en nuestra faceta de seres pasivos o de espectadores, ante la aceptación de todo lo que se nos muestra en pantalla. Excelentes actuaciones sin artificios y edulcorantes, qué producen cierto desconcierto ante el uso propicio de la técnica y los enfoques.
El hombre olvida a su propio ser, para consagrarse al mundo de los entes, de las cosas, de lo cósico, por lo tanto estamos influenciados por el auge de la tecnología qué está influyendo deliberadamente en nuestra conciencia y nuestras personalidades y está además maniatando la naturaleza del ser. Hoy en día, como ejemplo, se le culpa a las drogas el provocar ciertos hechos trágicos que alteran la normalidad, pero hay que examinar en estos otros parajes para conseguir las respuestas y los orígenes de estas corrientes fenomenológicas. Afterschool expone varios de los caminos (uno de ellos es el de la naturaleza propia del ser como sujeto que explorar y conquista su naturaleza), y por ello reconozco a la película y la recomiendo a todos los lectores y amantes del buen cine.
Lo Mejor: El juego de la realidad y la interpretación, que proporciona el argumento.
Lo Peor: Qué en este caso, “plagio” e “influencia” resulten sinónimos, Antonio Campos muy bien influenciado por Haneke, termina por plagiarlo.
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