A pocos días de que arranque el 67º Festival de Cannes (14-25 de mayo), Thierry Frémaux, delegado general del que es el certamen cinematográfico más importante del mundo, compartió sus impresiones sobre la selección de 2014 y analiza las tendencias actuales del séptimo arte.
¿Qué le parece la calidad de la oferta de películas candidatas este año a la selección
en el Festival de Cannes? ¿En qué estado de forma se encuentra el cine de
autor, en todo el mundo en general y en Europa en particular?
Thierry Frémaux: Siempre es
delicado sacar conclusiones del análisis de la selección de un año solamente.
Los caminos se trazan, digamos, a partir de un lustro de actividad, por lo
menos. Por otra parte, el Festival de Cannes se encuentra en una situación
privilegiada: nos llega lo mejor del cine de autor. A pesar de estas
observaciones, puedo decir que el cine de autor, el cine de directores,
concebido como un arte y a favor del cual el Festival de Cannes existe, este
cine de autor es fuerte, inventivo, diverso y lleva años expandiéndose por todo
el mundo. Así, Cannes puede arrojar luz sobre países de cualquier rincón del
mundo muy activos en la materia (Argentina, Kazajistán, China o todo el
continente africano) y mostrar que el cine europeo, a pesar de la crisis, sigue
produciendo obras singulares en países como Inglaterra, Suecia, Italia o
Francia.
¿Se
busca un equilibrio ideal a la hora de confeccionar la selección (entre
maestros y jóvenes cineastas, mezclando los géneros cinematográficos, tratando
de que todos los continentes tengan representación, etc.) o dan más importancia
al impacto cinéfilo? ¿Qué método de trabajo se sigue?
Empezamos la selección en noviembre con una decisión que se repite año tras
años: la línea editorial se hará a partir de las obras mismas. No definimos
nada de antemano, nos dejamos hacer por las películas. Aparte de eso, sí,
intentamos respetar ciertos equilibrios. Una selección debe reunir
generaciones, estilos y nacionalidades. La suma de estas películas es la que da
la “línea”, si es que hay una. En el fondo, la única pauta es la calidad de las
películas, puesto que toda vez que las luces de la sala se apagan, no hay nada
que valga más allá del cine; no nos interesa nada más que la fuerza de la obra
propuesta.
¿Cómo
definiría la selección de 2014, en especial la competición?
Creo que estamos en una situación similar a la de los años 60: junto al cine
comercial de toda época, Cannes mostraba a cineastas-autores que tenían una
visión singular del mundo. Uno iba a Cannes (o a otro gran festival) por mor de
las grandes creaciones. Hoy en día, con la banalización fruto de la
digitalización, las series, Internet, etc., venimos a Cannes por lo mismo: para
ver en qué trabajan los grandes cineastas. El festival pone a cada obra en su
sitio en cada caso, dentro del panorama audiovisual global. La cosa es seria.
Si no, ¿quién haría, como Nuri Bilge Ceylan, tres horas y veinte minutos
centrándose en la soledad de un hombre en los confines de la Turquía profunda?
¿Tienen
una línea editorial más específica para Un Certain Regard?
Hay que tener en cuenta dos cosas para comprender qué es Un Certain Regard: no
todas las películas pueden entrar en competición, bien por la limitación del
número, bien porque no tienen la solidez necesaria para afrontar una prueba
semejante; de hecho, la selección oficial tiene el propósito de albergar obras
distintas, singulares, frágiles, y llevar a cabo una labor más amplia con el
cine más joven que no cabe en la competición (si bien este año la competición
contiene un buen número de obras a cargo de jóvenes cineastas). Por lo demás,
suelo definir la sección Un Certain Regard como "la contraprogramación de
la selección oficial por sí misma".
¿Desempeña
Francia un papel preponderante en la producción cinematográfica en todo el
mundo? ¿Qué concluye usted de este dinamismo? ¿Es una bendición o, en
ocasiones, más bien una complicación de cara a su trabajo como seleccionador
por la cuestión de la nacionalidad de las películas?
Francia es un gran país de cine y se le considera uno de los actores
principales. Algunos días antes de viajar a Cannes, nos recibió a Gilles Jacob
y a mí el Presidente de la República en compañía de los directores
seleccionados en competición. Esta atención no es habitual en otros países.
Esta tradición de amor por el cine inunda toda la sociedad: tenemos salas,
productores, distribuidores, autores, críticos, historiadores, filmotecas,
profesores de cine, periodistas, un CNC para administrar todo esto, etc. Por
último, sí, hay un sistema económico y jurídico francés unido a la creación
para fortalecerla. En efecto, es tanto una bendición como un problema, porque
Cannes no es un festival “francés” sino uno mundial que tiene lugar en Francia.
Nuestra tarea consiste en defender el cine de todo el planeta, no sólo el de
Francia, aunque tenga enorme importancia.
¿Qué
opinión tiene de la difusión, en ocasiones complicada, del cine de autor en las
salas? ¿Qué piensa de la solución de los estrenos "day-and-date"
preconizados por algunos profesionales?
No generalicemos; muchas películas de autor llegan a su público. Basta viajar
al extranjero para comprender el privilegio francés. La observación tendente a
quejarse de que algún cine de autor lo pase mal en salas me parece no hacer
justicia a la realidad. Esto no significa que esta sea ideal; nada más lejos; pero,
en ocasiones, se trata de una postura sistemática que revela una impotencia
declarada. Se supone que el cine de autor atrae a menos público que el cine
popular, al que pedimos, precisamente, que tenga éxito porque fue concebido
para ello, de igual modo que al cine de autor le pedimos que conforme la
vanguardia creativa. Sin embargo, no siempre ocurre así, como tampoco siempre
el cine popular da sistemáticamente con el gran público. Francia siempre ha
destacado por su inventiva, sobre todo gracias a la movilización de cineastas,
asociaciones de autores, poderes públicos y demás. Parece que va con retraso
con respecto a lo que ocurre fuera. Todo el mundo es consciente de que esto se
moverá. Lo esencial es preservar las salas al tiempo que no ceñirse exclusivamente
a un mundo que es, en realidad, muy cambiante.
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