En la cuarta
jornada se proyectó en competencia Homesman, el segundo largometraje
dirigido por el estadounidense Tommy Lee Jones, cinta que hasido recibida en general de manera
positiva, situándose así como una de las favoritas y primeras contendientes a
la prestigiosa palma dorada del festival. Tras Los
tres entierros de Melquíades (2005)
-que le valió una nominación y con la que el realizador se alzó con el galardón
al mejor actor en Cannes- nueve años después, Jones presenta The Homesman, un
western producido por Luc Besson, Michael Fitzgerald, Peter Brant y Brian Kennedy.
En la conferencia
de prensa, Tommy Lee Jones, habló sobre su película:
Leímos muchos libros sobre la locura, pero en especial uno sobre la enfermedad entre las mujeres en el siglo XIX. Aprendimos cómo tratar estas diferentes patologías. En la época se pensaba que para curar la esquizofrenia, había que sumergir a la persona en agua helada durante ocho horas. Busco la originalidad, eso es lo que prima. Cuando uno la encuentra, no duda un instante. Tuvimos la suerte de encontrar algo muy original. No sientes que estés dentro de un sistema.
Luc Besson:
Esta película muestra una visión de los Estados Unidos que no conocemos en Europa. Se trata de una visión muy exótica para nosotros, no somos conscientes de que los tiempos eran así de difíciles. Conocemos el sueño americano pero está bien ver cuál era la situación antes de ese sueño.
Peter Bradshaw de The Guardian la ha calificado de «sumamente entretenida y agradable». Mientras que Peter Debruge en Variety considera que « Jones ha creado en su nueva película a un antihéroe memorable».
Primeras
impresiones:
Homesman es un western sumamente entretenido y
agradable; Tomy Lee-Jones tiene un dominio poderoso y desenvuelto en su
narrativa. Construye una trama con verdadera firmeza, maneja fácilmente los
cambios tonales entre la comedia negra, el shock brutal, y el sentimentalismo.
Jones la protagoniza, la dirige y coescribe el guión que se basa en la novela
homónima (1988) deGlendon Swarthout.
Como director, Jones no es tímido y nos brinda grandes escenas y closeups,
interpretando el envejecido y áspero George Briggs. Este es un cuento fronterizo
con algo del estilo clásico de Stagecoach y 3:10 to Yuma, pero con la sombría
sensación de Meek's Cutoff y The Three Burials Of Melquiades Estrada.
Aunque interpreta
a un personaje cascarrabias -personaje recurrente en su filmografía-,
Jones crea en su nueva película a un antihéroe memorable, pero es más generoso
con Swank, en quien reconoce su capacidad para personificar a una mujer capaz
de cruzar la frontera. Ella es la voluntaria decidida a escoltar al este a tres
mujeres enloquecidas. Entre estos dos extremos hay una gran gama tan vasta como
los horizontes de este extenso viaje a campo traviesa. Jones maneja con
equilibrio a las estrellas de su elenco. Maneja con sensibilidad el tema en una
película que se presenta como una grata sorpresa.
Una melancólica
mirada al crudo destino de las mujeres en el viejo oeste. La adaptación de
Tommy Lee Jones de la novela de 1988 de Glendon Swarthout es a la vez lírica e
hiriente, extrañamente divertida y delicada. Con un reparto que ofrece buenas y
sabias actuaciones, liderado por Hilary Swank como la mujer pionera y soltera
autosuficiente encargada de transportar a tres mujeres dementes en el este,
junto a Jones como el vago obligado a ayudarla. Esta historia bellamente
diseñada, intriga, como aquellas historias jamás contadas que cierra el interés
dramático con un serie de giros inesperados.
The Homesman es un
gran asunto de sí (Prieto, ambición feminista, y Swankfulness (llena de Hilary
Swank)) y de no (tramos pesados, injugable locura, y un final desconcertante).
La Nebraska del
siglo XIX es un lugar sombrío en The Homesman, del director, actor y
coguionista Tommy Lee Jones, un inefectivo western de ese periodo.
Especialmente para Mary Bee Cuddy (Hilary Swank), una solterona con mala suerte
en el amor, pero con un espíritu desbordante. Ella es una mujer independiente,
pero las otras tres féminas de la trama no son tan afortunadas. Y uno siente
como si hubiese visto tantas veces la misma historia, a pesar de que se nota
que todos han puesto su mayor esfuerzo. Jones, dirigiendo su segundo
largometraje después de Los tres entierros de Melquiades Estrada,
sin duda tiene buen un ojo para captar los extensos paisajes occidentales (la
fotografía de Rodrigo Prieto brinda la sensación de las fotografías antiguas y
quemadas). Sin embargo, el guión -que Jones, Kieran Fitzgerald y Wesley Oliver
adaptaron de la novela de Glendon Swarthout – cambia, con inquietud de la
tragedia a la comedia. Tampoco ayuda que en toda la trama, Swank parece nunca
encontrar su camino con este poco atractivo personaje, o que Jones evita
ahondar en corrientes feministas de la historia.
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