- El Dios de Malick y el Diablo de Dumont se han confrontado así en la tierra de Cannes.
- The tree of life obtiene la reacción que se esperaba en el festival: críticas desiguales y división de opiniones.
- El filme francés L'Apollonide revela los dolorosos secretos de un burdel
THE TREE OF LIFE DE TERRANCE MALICK PRODUCE SENTIMIENTOS ENCONTRADOS EN CANNES
Sean Penn, Jessica Chastain y Brad Pitt (The Tree of Life). |
Esta mañana, en el Teatro Lumiere, sentimientos encontrados llenaron la sala durante el tan esperado estrenó del último trabajo del director Terrance Malick, The Tree of Life, en el Festival de Cine Cannes. Mientras un terrible mail se enviaba por deshacer la película otro corría a impresión con buenas críticas. La película se encuentra fragmentada entre la vida de una familia en Texas durante la década de los cincuenta, imágenes cósmicas de como se creó el Universo, un par de dinosaurios y una pregunta metafísica imposible de responder en menos de dos horas y 18 minutos, incluso para Terrance Malick. Por otro lado, las secuencias de efectos especiales, según el peso de su calidad visual de acuerdo con algunos críticos, son 1oo% material pantalla IMAX. Aunque, no se podría esperar menos de un hombre cuyos previos trabajos fueron Days Of Heaven, película que lo ayudó a ganar en Cannes 78 el premio a mejor director, Badlands, The Thin Red Line and The New World. Ciertamente Malick es el tipo de autor que Cannes gusta y degusta por lo que no debería ser sorpresa que The Tree of Life divida audiencias de la manera en que muchas otras películas de arte lo han hecho en el pasado. Ciertamente la posibilidad de que eso suceda se mantiene firme, sin embargo el festival de este año comprende un grupo bastante selecto de autores. Sólo podremos esperar una picante carrera a la dorada victoria.
L'APOLLONIDE, ¿ESTÁ EL ARTE POR ENCIMA DE LA MORAL?
L'Apollonide, Bonello junto a sus actrices protagonistas. |
Película de ambiente, se basa en un libro de Laura Adler, que retrata los últimos días de vida en el interior del burdel L'Apollonide. Por sus pasillos, sus alcobas, sus salones y sus baños, las prostitutas comparten vida familiar, secretos, miedos, placeres y dolores, mientras que algunos clientes (todos habituales) se enamoran y otros ponen práctica sus fantasías sexuales o sus perversiones criminales. Retrato sucinto que Bonello, como un minucioso entomólogo pero también como un poeta de la carne y de la luz (la deslumbrante plasticidad de las imágenes replican a Caravaggio, a Vélazquez, a Rubens, a Degas...), expone mediante retazos de vida -tranches de vie, diría Renoir- que se repliegan sobre sí mismos, y cuya simultaneidad expresa en ocasiones el cineasta con el recurso visual de la pantalla fragmentada. La descripción científica y hasta ginecológica de las actividades y enfermedades de las sacerdotisas del placer está envuelta en una atmósfera onírica, donde tienen cabida hasta imágenes tan poéticamente potentes como una prostituta llorando lágrimas de semen. No hay anacronía más expresiva que el empleo de temas clásicos del rock del siglo XX (de los Might Animals a los Moody Blues) en los dormitorios del siglo XIX, pues con este retrato tan lujurioso como humanista, Bonello quiere hablarnos de cómo las dificultades y vejaciones sociales que sufren las putas desde tiempos inmemoriales no han variado sustancialmente. La sorprendente, controvertida y brutal elipsis con que termina el filme, recorriendo en un solo plano un siglo entero (de las rameras del prostíbulo a las que hoy hacen la calle), no deja lugar a dudas sobre del compromiso histórico y social de la película. Gran cine que el jurado de esta 64 edición de Cannes no debería pasar por alto.
BRUNO DUMONT VUELVE A CANNES.
Isabelle Huppert, en el pase de "Hors Satan". |
Tercer largometraje del cineasta francés en la Selección Oficial, Hors Satan compite en la sección Un Certain Regard. Bruno Dumont recurre más que nunca a las sensaciones y a la emoción del espectador. Una experiencia cinematográfica. En primer lugar, fueron los paisajes los que inspiraron Hors Satan. Los paisajes de la costa de Ópalo, donde Bruno Dumont vive una parte del año desde su infancia: un mundo de dunas, de bosques y de pantanos. Es ahí donde vive un chico extraño. Sale adelante como puede, pesca, reza y hace hogueras. Pasa tiempo con una chica de una granja de los alrededores. Ambos se recogen juntos, misteriosamente, a la espera de una aparición, de un milagro. No se hablan o muy poco. No hay música, tampoco. Todo se filma con sonido directo, con silencios ensordecedores. El cine de Bruno Dumont es áspero y sensual. Filma de forma cruda la naturaleza, los cuerpos, sin intelectualizar nunca. Con Hors Satan, su forma de filmar se radicaliza todavía más. La composición prima sobre la intriga y los personajes. Filma en planos muy anchos o en primeros planos, con muchos picados y contrapicados. La duración de los planos, por el contrario, se acorta. Como explica en una entrevista concedida a Jean-Michel Frodon, ha descubierto que puede lograr lo que busca por otros medios diferentes a la duración de los planos, gracias al encuadre, a la interpretación de los actores y al montaje que firma solo, por primera vez. Bruno Dumont se impuso desde su primera película, La Vie de Jésus (1997) como un cineasta singular. Se llevó dos veces el Grand Prix en Cannes por L’Humanité en 1999 (también recompensada con un doble premio de interpretación) y por Flandres en 2006.
MAÑANA EN CANNES
El Dios de Malick y el Diablo de Dumont se han confrontado así en la tierra de Cannes. Mañana se proyecta otra de las películas mas esperadas por la crítica, La Havre, que implica el retorno de Aki Kaurismäk al festival, junto a Pater de Alain Cavalier, la última película francesa que será proyectada en la selección oficial. Hasta los momentos, la cinta de los Dardenne (The Kid with a Bike) y The Artist, fueron aplaudidas significativamente en el festival, lo que puede asegurar que el próximo domingo, Francia figure como uno de los países ganadores en la ceremonia de clausura.
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