Una ópera prima austríaca, la segunda y última del concurso del 64o. Festival de Cannes, sobrecogió a público y crítica en la cuarta jornada de la manifestación, retratando rigurosa e implacablemente el alma oscura de la sociedad de ese país. Inspirado en hechos reales, "Michael" de Markus Schleinzer, cuenta la vida normal de un paidófilo que ha secuestrado a un niño manteniéndolo prisionero en el sótano, haciéndole creer que ha sido abandonado por sus padres y sometiéndolo a toda clase de juegos eróticos. Schleinzer debuta en cine tras una carrera decenal de director de casting, habiendo colaborado sobre todo con Michael Haneke, de quien aprendió seguramente el arte de retratar el lado tenebroso de la sociedad austríaca. El filme es implacable en la descripción de la vida en común de un paidófilo de 35 años, el Michael del título, irreprochable e insospechable empleado de una compañía de seguros, y su víctima de 10, hecha de cenas solitarias, juegos eróticos y otros más inocentes, como el armado de rompecabezas o el adorno de un árbol de Navidad. Detalles escalofriantes -como cuando Michael excava una fosa en un bosque cuando teme la muerte del niño o como cuando trata de reemplazarlo con una nueva víctima pescada en un karting- son expuestos por Schleinzer con una cámara clínica, fría y objetiva, que logra subrayar aún más el horror de la situación.
Michael Fuith se perfila como "Mejor Actor" en Cannes. |
Markus Schleinzer es no sólo un alumno aventajado, sino también muy fiel de quien ganara la Palma de Oro del festival francés hace dos años con "La cinta blanca", y circula asimismo por el camino de lo inquietante. Lo mejor que se puede decir de "Michael", segunda y última ópera prima en competición por la Palma de Oro, es que por momentos parece una película de Haneke, y que cuenta además con la interpretación soberbia (por desagradable) de Michael Fuith. Schleinzer reduce casi totalmente su narrativa a dos personajes: Wolfgang, un niño de 10 años, y Michael, el hombre que le secuestró, le mantiene encerrado en un sótano y abusa sexualmente de él con regularidad. "En 'Michael' he evitado deliberadamente cualquier juicio o explicación moral. Simplemente es un hombre y un niño interactuando", dice el director en el material de prensa. El juicio, no obstante, sí lo hizo la platea y estuvo de lo más dividido: tantos aplausos como abucheos. Quizá por la ración de un tema tan indigesto proyectado después de comer o porque gasta sus cartas demasiado pronto y a partir de la mitad del metraje, el filme se mueve por inercia. Reacciones de la critica en general, esta noche en el resumen de la jornada.
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