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Saturday, May 22, 2010

CANNES 2010 (DÍA 11): Fin de la ultima jornada con una "insufrible" película húngara.

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La claridad no es el fuerte de la película húngara que hoy entraba en competición, de la que adoptaremos la traducción española de su título Un muchacho frágil. El proyecto Frankenstein. La alusión del título a la novela de Mary Shelley, creadora del mito del monstruo de Frankestein, presente en los amantes del cine sobre todo a partir de los recuerdos de los clásicos cinematográficos que le han sido dedicados, crea un primer enigma. En la película no se hace alusión en ningún momento al libro de Shelley. Vemos en ella a un director de cine, Viktor -el propio director, Kornél Mundruczó-, que prepara en una vieja casa de Budapest el casting para una película. Vemos una serie de pruebas y finalmente aparece un joven de 17 años, Rudi (Rudolf Frecska), también candidato a la interpretación. Tras largas explicaciones llegamos a comprender que el joven se ha escapado de un orfanato donde ha vivido siempre, y que busca una familia que le ha rechazado desde su nacimiento. Rudi es una mezcla de inocencia y de inconsciencia. Por ello cometerá varios homicidios, algunos accidentales. Esta es la clave del título: Rudi es el "monstruo" que los humanos, sobre todo su padre, han fabricado con su abandono, y que busca una hipotética redención, que podría incluir la de su padre. La idea de un hijo que añora a su padre, utilizada tantas veces, constituye un interesante material dramático. Pero a condición de ser explotado convenientemente. En la película asistuimos a una serie de acontecimientos sin lógica narrativa, que acumulan los detalles gratuitos, como son los crímenes de Rudi. Y lo que es peor, la película carece de conclusión, pues el episodio elegido para terminar no aclara nada, ni de lo que ha pasado ni de lo que puede venir después.Mundruczo ha realizado cuatro películas. Viene por tercera vez a Cannes, y concursa por segunda vez tras presentar en 2005 Delta, un drama poético sobre el incesto. Todo parece indicar que se encuentra en la lista de los directores solicitados por el Festival, un privilegio excesivo, pues su carrera no justifica la selección automática de sus obras. Y naturalmente, la dificultad de su cine no es suficiente para retener la atención. Fuente

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