Critica LA NANA / The Maid

País: Chile

Director: Sebastian Silva

Guión: Sebastian Silva, Pedro Peirano

Reparto: Catalina Saavedra, Claudia Celedón, Mariana Loyola, Andrea García-Huidobro, Alejandro Goic, Agustín Silva

Critica

Nota: 7.5/10

“La última vez que me volé fue con cloro”

Cuando se ve el trailer de La Nana, uno espera encontrarse con una película pintoresca, fresca y solazada. De esta clases de películas, que ambiguamente se catalogan como “pequeñas” por su diseño de presentación. Tanto el trailer como el argumento, ilustran el grado de sencillez –a veces desmedido, pero atrayente- que conforma en un principio esta producción chilena. La Nana además de ser atractivamente sencilla, es una película lograda tanto en su argumento como en su resolución. El que me conoce, sabe que mis gustos se mueven, en parte, por el cine que representa y explora las diferentes fases emocionales y vitalistas, de personajes que se encuentran a la deriva en conflictos internos, propensos a la constante amenaza –de turbar el nivel de potencia individual- por parte del régimen social. La Nana entra dentro de esta categoría, al retratar el día a día de Raquel, una mujer que lleva más de 23 años encargándose de los quehaceres domésticos de una familia adinerada. Raquel, a pesar de poseer un carácter arisco, es agria, tímida y retraída, ya que durante todo este tiempo ha dejado de desarrollar su vida individual, para velar por la estabilidad domestica de la familia a la que sirve. Raquel siendo la única mujer encargada de las labores de la casa, cuenta además de la comprensión y el afecto de la familia, debido a esto, Raquel se siente un miembro más dentro de la estructura familiar, y encuentra en su trabajo la única razón que define su labor existencial. Raquel a su edad -45 años, comienza a sentirse cansada y agobiada por su extenuante trabajo, lo que produce una baja en su rendimiento laboral. La patrona decide traer una segunda ayudante, pero Raquel ve en esta decisión una fuerte “amenaza”, tanto para el lugar que ha sabido ganar en la familia como para su estabilidad interior.

La Nana, es “la representación del juego de roles”, que se ejecutan para que “persista el contraste estabilizador”. Por una parte tenemos esta mujer interesante (Raquel) de mirada fuerte. La empleada. La que escucha y obedece. La representación de la esclavización que heredo America Latina luego del colonialismo. Este personaje construido –y personificado- a la perfección, con un fuerte problema interno vitalista, comienza a sentir como una supuesta “estabilidad” construida con ideas y hechos antagónicos y malinterpretados, se empieza a desboronar ante la amenaza de extinción de la quietud que ufana. Ante tal amenaza -intimidación, la mujer responde naturalmente de manera agresiva, y opta por idear un plan de resistencia –Raquel frente al espejo enmascarada es una “escena clave”. Y por el otro lado tenemos la familia adinerada, que ejerce las ordenes y desea, sean cumplidas a la perfección. La familia como ente representante del otro polo de este juego de roles, esta liderado por la patrona –la esposa del matrimonio, una mujer que intenta ayudar y llevar una relación afectuosa con Raquel –representación de la bondad carnal y meramente social, pero que la obliga a comer sola en la cocina y la llama con una campanilla –verdadera naturaleza humana de imponer su lugar en el juego de roles, preeminencia del espíritu. Ni Raquel puede vivir sin esta familia, ni la familia puede vivir sin Raquel. Todo es un mero contraste, que logra un equilibrio que se ve afectado –positiva y negativamente- con la entrada de una segunda “Nana” a la casa. Este nuevo ente en el contraste, origina que Raquel se reencuentre con la verdadera razón de su existencia. Raquel comienza a presenciar cambios en su interior, y logra experimentar una especie de redención a su conflicto interno y a su estatus. Tales cambios se presentan de manera muy apresurada, en mi caso me fue un poco difícil creer esta rápida metamorfosis del animal (la nana) al humano (Raquel). Este es mi único punto criticable de esta inteligente película.

La Nana, es sencilla en su estética pero grande, profunda y lograda en su argumento, el guión se desarrolla de manera perfecta y habla principalmente de la supervivencia de ambos polos de este juego de roles, enfocando y aunando desde la perspectiva de Raquel.

Sebastian Silva, escribe y dirige esta portentosa radiografía, que trasmite una humanidad increíble, logrando captar la atención del espectador desde la primera línea del guión y el primer minuto del metraje. Con un ritmo imparable, la película te proporciona de dosis cuantificadas y equilibradas de buen humor y drama sofisticado –como lo suelo llamar. Además nos ofrece una reflexión óptica –un tanto apresurada, pero acertada- de la resolución del conflicto –erróneo- interno que se propaga ante lo externo. Un ejemplo natural de que cualquier tipo de persona bajo cualquier tipo de situaciones, debe aprender a vivir, optimizando el sentido de la existencia –catarsis existencial. Un plato de actores increíbles, desarrollan los roles a la perfección, logrando una descomunal naturalidad, que por momentos se piensa que estamos ante un documental. Catalina Saavedra, realiza una fuerte e imborrable interpretación, única en su estilo y recordable por su fuerte naturalidad, desprovista de pretensiones, lo que la aleja de una posible nominación al premio de la Academia.

Chile -como lo hace este mismo año Argentina con “El Secreto de sus Ojos” y Perú con “La Teta Asustada”- ubica en el panorama cinematográfico, otra producción sudamericana que se perfila como una de las mejores 10 películas del año. Otro ejemplo más de que no se necesita grandes cantidades de dinero, ni actores reconocidos, sino una buena idea, un buen guión y mucho talento, para hacer una película exitosa, profunda y trascendente. La Nana es Humana, sorpresiva y deliciosa.

Lo Mejor: La manera como te engancha desde el primer minuto / La humanidad que trasmite Sebastian Silva al escribir y dirigir esta película.

Lo Peor: Que se piense que es meramente una comedia.