Probablemente, para muchos espectadores, Hou Hsiao-hsien represente sólo un nombre desconocido proveniente del mundo oriental. Todo esto se modificará radicalmente, para bien o para mal, después de Millennium Mambo, uno de esos pocos filmes capaces de imprimir huellas imborrables, perdurables para siempre en el tiempo. Este nombre mencionado corresponde al de un gran director taiwanés; un artista que, dueño de un sello estético narrativo sumamente original, tranquilamente puede ser situado a la altura de los más geniales realizadores de la historia. Sí, de la historia. Por eso, al menos para conocerlo apenas un poco, se trata casi de una cita obligada para todo cinéfilo vivir la experiencia de ver su más reciente cinta. Única condición imprescindible: tener ganas de correr riesgos. Millennium Mambo propone un cine de esencias y atmósferas. La historia pasa, o mejor dicho, se desliza como en silencio, pero no se queda ahí; casi inadvertidamente se convierte en una excusa que le permite a Hsiao Hsien inundar la pantalla de momentos deliciosos, perfectamente elaborados. El eje narrativo de la película se fundamenta en una historia de amor y desamor entre dos jóvenes que deambulan sin rumbo por la ciudad. Sin embargo, no parece tan necesario profundizar en los detalles argumentales de la cinta, sino remarcar los recursos cinematográficos que usa el director para dotar a cada una de las escenas de una increíble armonía y tensión ambiental. Vemos un puente sobre el cual avanza una mujer. Se perciben dudas en su andar. No se detiene, pero mira hacia atrás como buscando a alguien. La cámara se desliza junto a ella, busca su mirada, la acompaña lentamente. Una voz en off comenta algo. Una música electrónica, sensual y envolvente, completa la situación. La simpleza de esa caminata no puede compararse con la belleza que Hsiao Hsien logra capturar en ella a través de su mirada.Millennium Mambo es una película absolutamente visual y espiritual, por eso es que no importa seguir el ritmo a los avatares del argumento. Por eso puede dejar la impresión de que la historia no avanza o se torna lenta. El realizador asume riesgos estéticos, escapa de cualquier modelo convencional de cine y apuesta con audacia por un estilo intimista que interpela y convoca a un espectador activo que deberá despegarse de su predisposición habitual para mirar una película y tendrá que buscar en su interior el lugar ideal para vaciarse y no esperar nada, relajarse, y dejarse llevar por la delicadeza de los sonidos y de las imágenes que regala la película. La bellísima Vicky es la protagonista del filme. Desconcertada, sin saber bien a dónde ir, se pasea de los brazos del novio -a quien no ama, pero con quien siempre regresa- a los de amantes casuales que tampoco logran llevarle un poco de paz a su vida. Colores, música tecno, luces de láser y clubes dance conforman el mundo de la joven. Hsiao Hsien no sólo lo registra, sino que se mete en él, lo explora con paciencia, captura sus olores, su mística, y deja entrever el sufrimiento disimulado de las personas que lo habitan. Un modo de hacer cine tan particular y preocupado por trascender las ataduras de la historia sin desentenderse por eso de ella apunta directamente a una casi inédita relación dialógica con el espectador. De nada servirán esta vez los códigos y estereotipos aprehendidos a lo largo de sus experiencias cinematográficas tradicionales. En esta ocasión, quien acepte el desafío deberá acostumbrar el cuerpo y la mente, al mismo tiempo que la película se desarrolla, para ingresar a ese mundo nuevo, sutil, que propone Hsiao Hsien con suMillennium Mambo. No hay secretos ni fórmulas seguras para eso, sólo es cuestión de intentarlo y disfrutarlo. O levantarse de la butaca e irse.
Libro de la semana.
Música para Camaleones / Truman Capote
Música para camaleones es la última obra de Truman Capote, escrita poco antes de su fallecimiento. Esta incluye un conjunto de todas sus facetas como escritor y periodista: una serie de relatos breves (“El señor Jones”, “Deslumbramiento”, “Hospitalidad”), una novela breve (“Ataúdes tallados a mano”) y reportajes (“Un día de trabajo”, “Una adorable criatura”). En este libro Capote plasma todas sus experiencias y conocimientos estilísticos a través de todos los géneros que cultivó durante su auge literario. Intenta combinar todo esto con un deseo de aproximación a la realidad que se refleja en que sus historias están basadas en sus propias vivencias. La primera parte del libro recoge seis relatos breves en los que todavía no aplica la técnica realista. De todos los relatos de esta parte recalcaría “Música para camaleones”, en el que Capote se halla en una isla (ex colonia de Francia) y mantiene una conversación con una artista de la Martinica que le muestra su auditorio particular: los camaleones de la isla que se agrupaban a su alrededor cuando tocaba el piano. “Mojave” es también un relato importante que narra la historia de un matrimonio que llegan a un acuerdo para mantener cada uno un amante y, a pesar de ello, siguen conviviendo con supuesta normalidad. En la segunda parte del libro, Ataúdes tallados a mano, Capote cambia de género narrativo aproximándose al género policial negro, contando una historia real sobre una serie de asesinatos en un pequeño pueblo. La novela remata con un final abierto,y las cosas, que parecen tan claras en una parte de la novela, al final acaban dejándote con la duda. La tercera y última parte, Conversaciones y retratos, es una serie de relatos autobiográficos donde relata diferentes conversaciones y situaciones vividas por él. De esta parte destacaría, sin duda, la entrevista a Marilyn Monroe titulada “Una adorable criatura” ya que logra plasmar con admirable exactitud la personalidad volátil de la actriz, y el conmovedor autorretrato del autor y su gemelo imaginario, en donde decía de sí mismo: “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio.”, frase que desde aquellas se relaciona con él. En frases como esta, y otras tantas que son geniales, se puede observar el peculiar sentido del humor que posee el autor, llegando a ironizar sobre todos los aspectos, incluso sobre su propia persona y su profesión, puesto que es periodista ante todo.
Escena de la Semana:
La escena de la semana corresponde a la parte más memorable y para mi inolvidable de una de las grandes obras de ciencia ficción infravaloradas de la historia: Inteligencia Artificial de Steven Spielberg. La escena al desenlace que muchos vapulearon y denominaron como ridículo e ilógico. Opino que es el punto mas fuerte del filme y ahora mismo recuerdo que al verla en el cine, y leer en los subtítulos: “…y pasaron 2000 años”, mi corazón se aceleraba y al escuchar la partitura de Williams, tuve una crisis de espectador. Aun sigo defendiendo esa escena y esa película. Es la mejor escena del cine de ciencia ficción –absolutamente mágica y delirante- con el permiso de muchos. Enjoy:
Esa escena es Imcreible, jaja magica. Aunque la mejor escena del genero es la inolvidable "he visto cosas que los demas no creerian, atacar navez es llamas mas alla de Orion, he visto rayos C brillar cerca de la puerta Betahousem. Todos estos momentos... se perderan... en el tiempo... como lagrimas en la lluvia... es hora de morir...
Pues ni he leido el libro, no he visto la película y tampoco he visto la de I.A. jeje... completa :p pero pronto la veré! y el disco de la semana Jose? 8-)
2 comentarios:
Esa escena es Imcreible, jaja magica. Aunque la mejor escena del genero es la inolvidable "he visto cosas que los demas no creerian, atacar navez es llamas mas alla de Orion, he visto rayos C brillar cerca de la puerta Betahousem. Todos estos momentos... se perderan... en el tiempo... como lagrimas en la lluvia... es hora de morir...
jaja
saludos
Pues ni he leido el libro, no he visto la película y tampoco he visto la de I.A. jeje... completa :p pero pronto la veré! y el disco de la semana Jose? 8-)
De qué es el encabezado de tu blogg?
Saludos!
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