El cine del austriaco Ulrich Seidl es tan radical como la
quiniela de un ultra, y sus películas, como “Dog days” o “Import Export” y
“Paradise Love”, la que acaba de presentar en la competición de Cannes, tienen
la virtud (o el defecto, si se prefiere) de ser pura lija para los ojos, y el
terrible austriaco frota y frota con ellas hasta que los hace casi sangrar.
“Paradise love” no es ni una historia nueva, pues el
turismo sexual es tan viejo como el turismo gastronómico o cultural, ni está
tratada con especial profundidad, sutileza o talento la soledad femenina en ese
sórdido terreno, pues otras películas, como la de Laurent Cantet, “Hacia el
sur”, lo han hecho ya antes.
Lo que tiene de especial es que Seidl coge su lija y
frota y frota. No le ahorra al espectador ni un solo momento escabroso, ni un
solo gramo de sordidez, ni un gesto patético en la búsqueda de amor y compañía
de esas mujeres entradas en años y en kilos. La proyección de “Paradise Love”
dejó en el Festival un regusto amargo, entre lo escandaloso, lo asqueroso y lo
intolerable y tolerado.
Según su director, este “Paradise” es sólo el primero de
una trilogía centrada en la mujer, y que saldrá de todo el material rodado y
sin usar aquí, con lo que, probablemente, lo más duro y rijoso está por montar,
dicho sea sin segundas. Como no es fácil tener una idea bien medida sobre lo
que muestra “Paradise Love”, pues el exceso de pliegue narrativo y cárnico es
desconcertante, lo que ocurra con ella en las manos y las deliberaciones del
jurado es completamente imprevisible. Por lo pronto, puso al festival con los
pelos de punta. Abc
1 comentarios:
Buena expresión esa de "Lija para los ojos".
Saludos y fantástico seguimiento.
Roy
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