Ya se habla otra posible palma de oro para Mungiu.
El rumano Cristian Mungiu sorprendió hoy en la
competición oficial de Cannes, donde presentó Beyond the hills, una historia
complicada y desconcertante sobre una comunidad de religiosas, la relación
entre una de ellas y una amiga de infancia, y la situación actual en Rumania.
Cuando Alina
vuelve de Alemania para llevarse a Voichita, su amor del orfanato en el que
crecieron juntas, se encuentra con un rival que ha conquistado su corazón.
Además, no se trata de cualquier pretendiente: es Dios quien regula desde ahora
la vida monástica de su amiga. Alina es un elemento que perturba la comunidad.
El Padre y sus monjas se proponen curar a Alina, que sufre la ausencia de Dios
en su corazón. En 4 meses, 3 semanas y 2 días Mungiu ya trata el comunismo corrosivo
de la sociedad rumana; en Beyond the hills amplía su análisis llegando
hasta los daños colaterales que la retirada de la marea roja provocó. El
cineasta elige a dos huérfanas como protagonistas para simbolizar el
sentimiento de un pueblo que de repente se ha liberado de sí mismo y es preso
de nuevos peligros, incluido el más peligroso de ellos: la ignorancia. Cristian Mungiu asocia esta ignorancia con la
religión y el poder de la iglesia ortodoxa rumana, que prima sobre los
presupuestos del estado en detrimento de las escuelas u hospitales. En una
entrevista con Cineuropa Mungiu dice: "Esta película habla de casos
particulares. No se trata de generalidades y no represento a la sociedad rumana
describiendo esta pequeña comunidad. Una película no tiene la capacidad de ser
tan general en ese aspecto. Beyond the hills trata más de superstición que de
religión. No es un análisis de los perversos efectos de la religión y no digo
que las creencias de esta gente correspondan a las de la iglesia rumana
ortodoxa como institución".
Sin embargo, ha
decidido abordar este tema por la puerta de atrás y utilizando una comunidad
religiosa que parece estar sin blanca. No se trata de un complot ni de intenciones
deshonestas: la puerta sigue cerrada aunque se sugiera que el dinero no esté
totalmente gestionado según las apariencias. En realidad la tragedia viene de
la doctrina que aplican al pie de la letra hasta el perjuicio físico; pero
incluso en la lenta inmersión que supone llegar al nivel extremo de injerencia,
el autor evita juzgar las intenciones de los personajes. Tan solo salen a
relucir las pompas de ignorancia. La culpa va más allá, lo importante es la
fuente, pues la película tan solo presenta a víctimas en un subtexto, una
reivindicación que ya podemos ver en los libros de Tatiana Niculescu Bran, en
los que el director se ha inspirado sin dejar de basar su relato en hechos
reales.
"No
me parece bien comparar esta película con la anterior. Para comprender esta,
hace falta borrar de la mente lo que hice en la anterior porque no he tenido ni
los mismos problemas de producción ni de rodaje, simplemente he querido contar
otro tipo de historia. No se trata de una película sobre la amistad, como era el
caso de la primera, sino que trata el amor y el sentimiento que provoca la
pérdida de ese amor, trata sobre las elecciones que tomamos", sostiene el realizador rumano al
mismo site. Pese a su duración, la cinta mantiene un mismo ritmo con un único
plano por escena sin que las acompañe la más mínima nota de música. El
espectador debe mantener la atención durante los 150 minutos que dura la
película. Si miramos a través de la ventana de los irreprochables encuadres, la
fotografía de Oleg Mutu nos sumerge en el invierno
rumano, sin electricidad, sin humos, sin fuego y sin aire, no muy lejos de las
ciudades, pero “más allá de las colinas” a las que hace referencia el título y
que parecen montañas infranqueables.
1 comentarios:
Puede ser!!!! Se ve que es una película poderosa.
No dudo en que se llevará algún premio mayor, se en su defecto no la palma de oro, sí el grand prix por mínimo.
Gracias, José
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