Director: Nuri Bilge Ceylan
País: Turquía.
Género: Drama
Guión: Ebru Ceylan, Nuri Bilge Ceylan, Ercan
Kesal
Fotografía: Gökhan Tiryaki
Música: Thomas Newman
Reparto Muhammet Uzuner, Yilmaz Erdogan, Taner Birsel, Ahmet Mumtaz Taylan, Firat Tanis, Ercan Kesal
Sinopsis: La vida en una pequeña ciudad se asemeja a un
viaje en medio de las estepas: la impresión de que algo "nuevo y
diferente" va a surgir de cada colina, pero las mismas carreteras
monótonas, alargadas, que desaparecen o persisten, inevitablemente similares
siempre.
Trailer: Once Upon a Time inAnatolia
En las estepas reposa un cadáver enterrado
y un grupo de curiosos personajes van en busca de éste. Nuri Bilge Ceylan se sirve de esta simplista
premisa (basada en hechos reales) para exteriorizar brillantemente el halo filosófico
que la narrativa pretende y consigue adjudicar. Once Upon a Time in Anatolia
se levanta sobre la anécdota de un crimen, prescindiendo novedosamente de la
estructura argumental de este subgénero, para convertirse en un viaje hipnótico,
desolador y oscuro al lugar en donde descansan las cenizas que alguna vez
dieron flama a profundas verdades y semblanzas.
Cómo fiel partidario del cine
contemplativo, he de reconocer cierto malestar que manifiestan algunos de sus títulos hoy
en día. La gran mayoría de películas que se mueven bajo este estigma artístico,
han presentado cierta complejidad derivada de la frenética evolución que
presenta el género. Muchas de estas producciones
han conseguido repeler al público, principalmente por evadir el entendimiento y el afecto en su ambición
por lograr el alumbramiento filosófico que pretende. El estilo que observamos
hoy en día es el de incomodar al espectador con cuestionamientos que él se
niega a contestar. Esto genera un cierto distanciamiento y una frialdad
evidente entre el film (mensajero) y el espectador. Pese a esto, sigo amparando
el cine contemplativo como la pulsión artística por excelencia, y defino el
malestar que despierta entre la concurrencia, como necesario y hasta innovador; pero aún así, acepto cualquier critica que se acreciente sobre lo aquí mencionado, como verídica
y afirmativa. Once Upon a Time in
Anatolia, que califica como cine
contemplativo, afortunadamente no presenta esta contrariedad. Principalmente
porqué puntualiza la rica contemplación gracias a la maestría de Ceylan en la
dirección, para permitir el desarrollo de una narración omnisciente que logra
profundizar, sin tedio ni estridencia, en las oscuras mentes y almas de estos
personajes que se mueven a la deriva en búsqueda de un fin.
Once Upon a Time in Anatolia, cuenta la historia de dos hermanos que son apresados por un presunto asesinato en las estepas de Anatolia. Un oficial de policía, un fiscal, un doctor, y varios choferes, van en busca del cadáver en una noche en donde el paisaje se presenta extrañamente monótono, pero hipnótico y de una belleza deslumbrante. El autor del crimen, lamentablemente, no tienen nada claro dónde está el cadáver, sobre todo porque a la hora de cometer el asesinato estaba inmoralmente borracho. Su hermano tampoco sirve de gran ayuda en la investigación, ya que padece una enfermedad mental. El camino es escabroso y aunque parezca desconocido por la oscuridad que lo cubre, estos personajes se darán cuenta que tras todo el recorrido de búsqueda, siempre persiste lo antes encontrado. Esta alegoría existencial a la vida, es una de las pocas que puntualiza Ceylan durante este sencillo argumento, que filosofa además y sin pretensión, sobre la divinidad, la venganza, el rencor, y la finitud del hombre, haciendo de este cuento nocturno una obra absorbente y deslumbrante de ver, escuchar y meditar.
Dirige Nuri Bilge Ceylan, una
de los pocos realizadores que en la actualidad señalan y rediscuten el legado
de Tarkovski y Antonioni, pero sin dejar de lado su particular firma cinematográfica,
rica en detalles y singularidades que defienden la perfección del enfoque y el
mensaje. Tras los ensayos vitalistas y existenciales “Iklimler (Los Climas)” y “Uzak (Lejano)”, y el desgarro realista sobre
lo lóbrego de la humanidad en “Üç Maymun (Tres
Monos)”, Ceylan consigue en esta oportunidad una narración lineal sin
complicaciones narrativas ni cronológicas, para ahondar en terrenos sin honduras
—según el ojo estándar — que servirá para arrojar una vieja semblanza metafísica
en su desolador y lúcido desenlace. Siendo Ceylan uno de los principales focos
del cine contemporáneo, evidentemente ejecuta aquí, una de las mejores direcciones
de los últimos años. Su potente y detallada
ejecución, esconde un minucioso y dificultoso sistema pensado, recalculado y
representado con suma maestría, que permite milagrosamente al espectador,
infiltrarse entre la acción y el análisis de su argumento, y familiarizarse con
este sincero retrato de personajes y tradiciones. Es tal la maestría de Ceylan
tras las cámaras, que incluso esta obra cinematográfica se percibe casi en
tiempo real, consiguiendo lo que muy pocas veces se ve en la gran pantalla, una
atmosfera de desolación y dolor disfrazada de una sigilosa y maravillosa tranquilidad, sobre
todo en la primeros 90 minutos de metraje, en donde el argumento, se sirve para explotar hasta la última gota el talento de Ceylan, el
maestro contemporáneo por excelencia de la imagen y el sonido.
Lo que escucho y veo en Once Upon a Time in Anatolia,
deslumbra mis sentidos. La pictórica fotografía en CinemaScope es sencillamente
memorable. Su tenebrismo y el sostenible uso de la oscuridad sucumbe la vista y
permiten una atmosfera casi palpable, en
la que se puede respirar y apreciar hasta el último detalle.
Once Upon a Time in Anatolia,
es un portentoso fresco cinematográfico en donde cada trazo y tonalidad tiene
un sentido y una importancia relevante y ontológica. Una película que se aleja
del estigma melancólico de las antiguas obras de Ceylan, pero que invita a la reflexión
sobre las restricciones y las discrepancias entre la luz y la oscuridad, entre
el día y la noche. Hipnótica y desoladora, como agobiante y reflexiva. Como era
de esperar, es una potente y deslumbrante obra maestra.
Nota: 9.0/10
8 comentarios:
Tu crítica la eleva tanto que muero por verla. En realidad lo poco que habia oido de ella me habia dejado entusiasmado, y ahora veo que tiene mucho que entregar. De momento parece que tiene, como dices, una gran fotografia.
Un abrazo.
Me lo temía. Es de las cintas que mas he esperado,sos bien obejtivo al evaluar estas cintas,tu crítica me anima a aguantar un poco y esperarla en febrero.
Saludos.
Espléndida, la ví el mes pasado y quedé deslumbrado tanto así de querer dedicarle una reseña en particular, sólo que aún no he encontrado el tiempo, últimamente estoy bastante liado y se me hace difícil escribir con frecuencia. Prometo que antes de fin de mes hablare de ella, por que sin lugar a dudas es una de las películas de 2011. De más esta decir que tu reseña es excelente.
Un abbraccio e tanti Saluti!!!
Portentoso y, en efecto, hermoso, fresco cinematográfico. Cine contemplativo (y cuál, al final, no lo es). Supongo que lo que me atrapa de esta película en particular es más lo Antonioni que lo Tarkovsky. Pues ese zigzagueo nocturno de la caravana de autos que acompaña la búsqueda parece, primero, más un final que el principio de una búsqueda que, ciertamente, es lo que brinda revelaciones, como la de la hija del posadero, tan única, tan sugerente, tan brillante...
Yo tuve oportunidad de verla en la Muestra de cine en México y fue una de las indelebles impresiones de la temporada.
Saludos
Me atrae el cine contemplativo como algo muy personal, radical y distintivo, a veces se sufre un poco pero su estética y su elevada propuesta filosófica por lo general tiene ese cariz atrapante, anoto la recomendación, me gusta que se exploten temas pequeños y por lo que leo todo tiene sentido lo cual siempre se hace valorar ya que muchas veces hay una oscuridad de ideas pretendiendo que filosofía es algo inexpugnable, un juego dialéctico que a veces se contradice y dice poco. Un abrazo.
Tengo muchas ganas de verla. La filmografía de su director hasta ahora es de lo más interesante. También como tu me gusta el cine contemplativo, aunque últimamente creo que es el refugio de ciertos directores mediocres que se amparan en él para visitar festivales que no saben ver las carencias de estas películas y que meten a todo el contemplativo en el mismo saco. Pero el buen contemplativo me apasiona. Un abrazo.
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Estupenda reseña, José, y mejor valoración. A ver cuando la podemos ver...
Saludos
Roy
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